Y entonces, empecé a escribir...

La fotografía es sin duda para mí, una forma de conectar con las personas, algo que no siempre me fue tan fácil. Ver a alguien a través de sus propios ojos, darle confianza para que se suelte con un extraño y abra su alma, no es fácil, más si se trata de un niño pequeño.

La fotografía fue parte de mi infancia, mi papá nunca salía sin su cámara, teníamos un pequeño laboratorio en casa donde revelábamos rollos en un momento lleno de magia y expectativa. La cámara se convirtió en una extensión de mi propio cuerpo, una amiga incondicional, un refugio, un reto, y sobre todo, un medio para sacar sonrisas, congelar momentos, guardar recuerdos y decorar lugares con momentos hermosos. Y sí, hay que guardar momentos y recuerdos que miraremos más adelante para recordar y llenar nuestros corazones de amor, ternura y alegrías. Ver fotos por ejemplo, me hacen sentir a mi lado a mi pequeño Otto, quien partió al cielo de perritos luego de 17 hermosos años con nosotros.

Mi ojo, mi corazón y mi propia alma conversan para tomar una foto y conectar con las personas, ¿por qué no escribir para también conectar?

¡Coge tu celular y fotea a tus seres queridos! y también, ¡ten una sesión para que tengas lindas fotos para hacer cuadros!